Dedo flamígero en todo lo alto, ceño fruncido, voz grave y un mayor descaro, el diputado Mario Escamilla, convertido en principal acusador de José Manuel Zúñiga Guerrero, ex alcalde de Ixmiquilpan, alzó la voz. Las despensas ya las había levantado durante su campaña en un acto donde estuvo presente El huarache, periódico local de Ixmiquilpan, el cual publicó un artículo favorable al entonces candidato. No recuerdo el texto, pero su mejor ángulo, captado por la lente del fotógrafo (seguramente seguirá siéndolo en el futuro), fue aquel en el que se le muestra entregando una despensa donde se lee: “Programa invernal. DIF estatal”.
En esta ocasión el público fue sustancialmente distinto, no lo constituían las masas necesitadas, dispuestas por la pobreza extrema a cambiar su voto por un poco de aquello que les ha sido negado durante siglos, sino reporteros, políticos y por lo visto todo aquel que forma opinión pública en el estado. El señor diputado alzó la voz, yo no lo escuche, pero ese es el sentido figurado. Señaló que Zúñiga utilizo los recursos del erario en la campaña a la presidencia municipal, lo cuál proviniendo del PRI es mucho decir, sobre todo en esta ocasión, en que el dinero broto literalmente de los veneros que nos dejó el Diablo (los excedentes petroleros) y se derramaron en todo lo ancho, largo y alto de la geografía estatal.
José Manuel Zúñiga tendrá muchos defectos, pero ciertamente en la campaña a la presidencia municipal hubo un reclamo generalizado de sus compañeros, exigía, como en todo su trienio, tiempo completo, más allá del horario de trabajo. Lo cuál impidió que militantes del PRD, pero que eran funcionarios municipales, apoyarán fuera de su horario a su candidata. Hasta el último momento exigió más a sus compañeros del PRD que a otros empleados.
José Manuel Zúñiga es indígena, nació en La Otra Banda, barrio de Ixmiquilpan, de padre agricultor, estuvo en el Mexe del 71 al 75 donde entro porque tenía hambre, según confesó hace varios años. Ha sido profesor en Tecozautla, Cardonal, Tasquillo, Ixmiquilpan y Tlahuiltepa (donde fue inspector). Miembro activo en su época del Concejo Central de Lucha del Magisterio (CCL), fue en su momento, según las palabras del propio Andrés Manuel López Obrador cuando era presidente nacional del PRD, el mejor presidente del PRD en los municipios.
Durante su gestión se dedicó a las obras de servicio por comunidad. Bajó recursos (término preciso, puesto que los recursos hoy no llegan a los municipios directamente, sino que Dios los ha puesto en lo alto, en las manos de los gobiernos federal y estatal, de donde las oraciones y comportamiento de los de abajo determinan los montos, los tiempos y hasta los usos). 500 millones, para ser exactos, se dedicaron a la inversión.
Por supuesto Zúñiga es terco, pero sin la persistencia no se puede avanzar en Ixmiquilpan, además es orgulloso, lo cual era de esperarse en un hombre que ha avanzado contra la pobreza, el charrismo sindical y los grupos políticos priístas de Ixmiquipan. Pero ciertamente no es un ladrón. Desde hace 6 presidentes municipales, en Ixmiquilpan los ex alcaldes terminan con hotel o gasolinera. Desde 6 meses, antes de terminar su mandato, Zúñiga prácticamente no cobraba, dejaba su sueldo para pagar las necesidades del municipio. Ahora, por supuesto hay muchos señalamientos en su contra. Hay 18 y 21 millones que se confunden y se utilizan hasta la naúsea. 18 que el gobernador prometió otorgarle públicamente durante su gestión, pero que hoy todavía no son liberados. Los 18 millones de pesos se destinarían al agua, la edificación de delegaciones, electrificación, aulas, canchas y caminos, ¡las cuales sí se realizaron! Por supuesto con crédito o préstamo esperando se cumpliera la promesa. Por eso los otros 21, que son los observados por el organismo de fiscalización, en su mayor parte se derivan de esos 18, son observaciones por puentear, esto financiar una obra internamente mientras llegan los recursos (lo cual hacen todos los gobiernos). Los 21 ( que incluyen los recursos prometidos) si se ejercieron y se sabe a que se destinaron: 11 a electrificación, 6 a carreteras, 2 al programa Habitat y el resto en becas. Todo prácticamente paso por la CFE y las licitaciones de gobierno del estado.
Seguramente ahora saldrán nuevas acusaciones, irrelevantes en medio del mar de despensas, block, cemento, láminas y dinero en efectivo de la elección de estado. Querrán cavar su sepultura. Lo cierto es que su sueldo lo ha prestado desde hace 6 meses a la presidencia, por lo que sin poder pagar la renta se fue a la casa familiar. Todos saben de su honradez, seguramente acusaran cambios de partida permitidos a otros. La paradoja es que los corruptos que saben proteger bien sus huellas, persigan a un hombre que no ha robado. Esto no escapa a la percepción de la gente. En el PRD no necesitamos otro mártir y el estado debe de proteger a uno de sus mejores hombres. La paz se consigue a través de la justicia y no de la simulación. ¡Que tiempos aquellos, Don Porfirio!
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