viernes, 13 de enero de 2012

Altos y bajos

Los barrios altos de Pachuca y Mineral de la Reforma son los barrios bajos, no por su historia, de la cual dan cuenta los más viejos, construidos por el amontonamiento de las casas de los trabajadores alrededor de las minas y que hacen muy interesantes sus calles y callejones como la Españita, El Bordo, El Atorón, San Clemente, El Arbolito o Patoni entre otros, tampoco por la cantidad de población, pues existen en ellos muchos habitantes, de varias generaciones atrás y de migrantes que por primera vez llegan a la Zona Metropolitana de Pachuca y Mineral de la Reforma.

No, son bajos sólo porque en ellos viven trabajadores, los cuales ganan poco en esta ciudad en la que también escasea el empleo, y la industria proporciona apenas una pequeña fracción del disponible. Por lo demás, los barrios altos son extremadamente ricos precisamente porque cuentan con población en edad productiva, pero esa riqueza esta desperdiciada y perdida para la sociedad porque no se materializa; por eso existe violencia en los barrios, donde se vive diariamente la tragedia por las principales causas de muerte de los jóvenes: por accidentes y riñas.

Por eso, la pregunta ¿cómo acabar con la violencia en este país y en este estado? no tiene como respuesta más balas y policías. Los policías, que salen en buena proporción de estos barrios no llevarán a la cárcel al desempleo, no golpearán los bajos salarios ni multarán la falta de esperanza.

La pregunta sólo tiene una respuesta: la Revolución entendiendo esta como un cambio profundo, que puede ser violento o pacífico, pero que nosotros pensamos no se debe de realizar por medio de la agresión, sino con los votos y la participación del pueblo en sus decisiones, informándose y construyéndose como ciudadanos de este país.

Para solucionar el problema de los barrios altos es preciso pensar alto. No serán cobijas y despensas, sino trabajo y salario lo que permitan vivir con dignidad. Desde el Congreso Federal, se requiere pensar en la justicia y no en caridad, es lo que se demanda en los barrios.

Hidalgo necesita una revolución pacífica, ya los pobres han puesto demasiados muertos.

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jueves, 12 de enero de 2012

Puntos para la plataforma electoral. Estar con la gente.

Estos días, que he buscado y platicado con militantes del PRD en Mineral de la Reforma y en Pachuca, me han llegado nuevos ejemplos de los problemas que hemos vivido durante años y que parecen no terminar:

En Mineral de la Reforma, en el fraccionamiento Santa Mónica, en la calle de Santa Mónica se resume gran parte de la problemática de nuestra región ( en realidad este es el nombre de una calle perpendicular, porque el nombre del camino no lo conocen ni oficial ni extraoficialmente los vecinos).

Los terrenos de cultivo han dado paso al crecimiento urbano o están abandonados, el tráfico es intenso para una calle de terracería con baches, hondonadas y topes, topes que en algún momento funcionaron para moderar la velocidad de los coches pero que hoy están casi cubiertos por la tierra, tierra que cuando no es un polvo delgado se convierte en lodo que salpica a las personas que por ahí transitan entre el Saucillo y el Chacón.

Montones de escombros y basura adornan la vialidad y un canal, que pasa cerca de allí, se obstruye a pesar de lo nutrido de la corriente en época de lluvias. Para completar el panorama, a unos cuantos metros de las casas atraviesan la vialidad ductos de Pemex, lo que de sí es preocupante, pero que se vuelve verdaderamente amenazante cuando los vecinos caminan a las escuelas que se encuentran en el Chacón y perciben fuerte olor a gas, sus llamadas a la autoridad, para por lo menos informar a la población no encuentran eco.

En la colonia 11 de julio se puede constatar el malestar de los vecinos porque las áreas comunes a la entrada han sido ocupadas por un personaje, el cual clama a los cuatro vientos su relación con otros personajes importantes del partido oficial en el estado y su inmunidad ante lo que los habitantes de esa colonia califican como un abuso. Nos informan que algunos se han atrevido a reclamar esta situación, y en lugar de una respuesta pronta lo que han obtenido son amenazas, las cuales están sin castigo, lo cual parece indicar que el personaje en cuestión habla con algo de verdad: cuenta con protección, y es ésta protección la que le da valor para despojar a la colonia y amenazar impunemente.

Estos dos ejemplos, que abundan en todo el estado y en la capital, los cito por conocerlos recientemente, pero aclaran por un lado que es lo que sucede cuando se privilegian la construcción de nuevas casas como negocio de unos cuantos, y no para satisfacer las necesidades de la gente; por otro lado, cómo la impunidad afecta la vida cotidiana, y el lugar donde uno debe tener su refugio se convierte en un lugar en el cual se tienen que soportar abusos y amenazas.

En el Congreso Federal, es importante que los representantes populares sean eso, representantes de los intereses de la gente.


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miércoles, 11 de enero de 2012

Dos pesos. La población y el presupuesto de los municipios en el distrito VI.

El todavía hasta hoy presidente municipal de Mineral de la Reforma no podía ocultar su satisfacción durante su tercero y último informe. Habían logrado que se actualizara el presupuesto para ese municipio aumentándolo acorde con los datos de la población del censo de 2010, y no los datos del conteo de población de 2005. No debería de estar tan satisfecho, al menos el porcentaje en que deberían de disminuir sus expectativas puede estar entre un 30 y un 50 por ciento.

En el posicionamiento, el regidor que encabeza la fracción priísta echó la culpa a las leyes federales, y nadie le explicó que eso se debe en buena parte al PRI, y por supuesto obvió problemas como los que plantearon los regidores de oposición, como el uso discrecional del gasto en favor de los candidatos priístas y el hecho de que quien cobra por la creación de un nuevo fraccionamiento sea el gobierno del estado y no el municipio.

Mineral de la Reforma se ha visto abrumado estos últimos años, ha crecido a tal ritmo que el CONAPO calculaba alcanzaría la cifra de población que hoy tiene, de 127 mil habitantes almas, en 2016, y es probable que en los siguientes 5 años alcance la cifra de 200 mil habitantes que hubiera alcanzado en 2030. Si la población se duplicó en 5 años es probable que hoy la mancha de concreto y servicios mal realizados ronde por el 20 por ciento de la superficie territorial que hace algunos años era del 8 por ciento.

En comparación, Pachuca ha venido disminuyendo su tasa de crecimiento porque se va quedando sin territorio donde crecer. ¿Por qué las previsiones del CONAPO se vieron totalmente rebasadas en Mineral de la Reforma? La respuesta la sabe la gente: porque no ha crecido por la migración que se esperaba, o por los nacimientos, que son los datos que ocupa el CONAPO (y que es probable se agudizarán por la crisis pero no en esas dimensiones), sino porque la política urbana se ha puesto al servicio de los negocios sin planeación o autoridad que los regule. Por el contrario, desde el gobierno del estado se ha alentado. Así, el Infonavit ha reconocido estos días lo que hemos dicho durante años, que se satisface la demanda sólo de aquellos que están en mejores condiciones y se deja de un lado a los más pobres.

Pero de esto no tiene sólo la culpa el gobierno federal, sino principalmente el gobierno estatal, que al permitir la construcción de miles de casas sin ton ni son pone en jaque las finanzas de los municipios. La tendencia del gobierno del estado es profundizar la tendencia de población, en lugar de regularla o moderarla. Se ha crecido más por una política de gobierno.

A esta tasa, al finalizar el próximo gobierno municipal, el presupuesto del municipio de Mineral de la Reforma deberá de crecer otro tanto al de su monto actual (y ciertamente hoy, ya la cifra calculada sobre la base de 2010 que satisface tanto a los miembros del cabildo municipal ya es hoy obsoleta, para por lo menos cubrir malamente algunas de las necesidades y los servicios de la población). Es seguro, por el contrario, que los problemas ecológicos y urbanos y marcadamente los problemas del agua se multipliquen por un factor mayor. En el Congreso Federal, es necesario se privilegie a los municipios, a su gente, por sobre el interés momentáneo de las ganancias de unos cuantos.

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lunes, 9 de enero de 2012

El municipio libre frente a los neoporfirístas.

Del municipio se dicen muchas cosas, pero poco se debate el fondo de sus problemas, más en la capital del país, en la cual se desconocen las condiciones en las cuales se gobierna a la mayor parte de los mexicanos. Hoy, cualquier cambio democrático de importancia, debe incluir en primer lugar al municipio.

El país fue a la Revolución, entre otras banderas, por la del Municipio Libre. En el Porfiriato los jefes políticos eran designados por el gobernador, gobernaban el municipio que era cabecera de sus distritos y se imponían al resto de los presidentes municipales, que eran funcionarios sin poder que debían ponerse a las ordenes de estos caciques que controlaban formalmente desde la fuerza pública y las elecciones, hasta la salud y la estadística en sus distritos. Por supuesto, fueron el instrumento de la represión.

Este centralismo provenía de la época colonial, el despotismo español le había ganado la partida a las ciudades y, en la guerra civil en las cual éstas se rebelaron para defender sus derechos, la rebelión de las comunidades, las ciudades españolas perdieron. Numerosos funcionarios, que eran funcionarios reales y partidarios del rey vinieron a México con esta “experiencia” y además se importó el sistema formal del absolutismo de España.

El problema se profundizó con la Constitución de Cádiz, de 1812, que creó estos jefes políticos, cuyo nombre aún subsiste en algunos países de nuestra América y se volvió insoportable durante el Porfiriato, hasta que se abolió el nombre y la función, y se creó y se inscribió el principio del municipio libre en el artículo 115 de la Constitución mexicana que, entre otras ideas, plantea las funciones y atribuciones del municipio, pero establece que no debe de existir ninguna autoridad intermedia entre el municipio y el gobierno del estado.

Con la revolución se acabaron los jefes políticos y la sociedad progresó económica y socialmente, pero surgieron los hombres fuertes, caudillos militares primero y luego sus descendientes (de sangre o de mando), que continuaron con esta bella tradición; con sus consabidos desplantes y arbitrariedades que incluían asesinatos y abusos de diversa índole. El sistema se perfeccionó con la institucionalización, que centralizó este poder y lo hizo civil, por la muerte natural o desnaturalizada de los jefes militares originales, y el surgimiento de una nueva clase política, menos comprometida con el cambio, igual de abusiva y más pacífica.

Nuevas reformas, muchas de ellas recientes, profundizan lo propuesto en la Constitución, aclarando y otorgando atribuciones, proponiendo una naturaleza colectiva del ayuntamiento antes que el principado del presidente municipal, pero, si el artículo 115 constitucional plantea nuestras aspiraciones en el ámbito municipal, habrá que decir que las reformas están muy lejos de la realidad de los nuevos porfirístas.

En Hidalgo, por ejemplo, tenemos a los coordinadores regionales. Figuras que violando el artículo 115 son intermediarios entre el poder municipal y el estatal. Nadie sonríe cuando se afirma que ellos son representantes de ese poder estatal, como nadie disculparía la broma en el caso de los jefes políticos del Porfiriato. Estos coordinadores operan en un distrito, envían informes diarios al gobierno del estado, uno técnico y otro político, controlan los programas sociales, y avalan y deciden las obras que se realizan en los municipios al controlar la planeación del presupuesto, que ejerce el gobierno del estado y del que carecen los municipios.

Por ello, son un instrumento de control. La nueva moda es que el PRI extraiga de entre las filas de los coordinadores regionales a sus cuadros distritales más relevantes. Tal es su control, que hacen que los presidentes municipales propongan lo que ellos ya decidieron. Al controlar los programas sociales y los padrones, hacen acto de presencia en su entrega y son los operadores en la compra del voto.

El invento ha tenido éxito, presidentes municipales dicen que se han convertido en firmantes, sólo para eso se les requiere, y la agenda del ayuntamiento la fija el coordinador regional y en última instancia el gobernador. No es el único elemento que va en ese sentido, la Ley de Asentamientos Humanos del estado expropió la facultad de los municipios de regular su territorio, y hasta los pagos por la creación de nuevos fraccionamientos los cobra el gobierno del estado.

Como todo producto de éxito, se ha convertido en un producto de exportación, y los operadores priístas del Estado de México, que han recibido la asesoría de sus homólogos del estado de Hidalgo, crearon los gabinetes regionales, a través de los cuales controlan programas, despensas y obra pública. Fueron eficaces en esta última elección a gobernador, como lo han sido en Hidalgo, y se convirtieron en el caballo de batalla para la compra del voto y el control político.

Pero no está en el resultado electoral la peor de las consecuencias de esta creación, que posibilita postular candidatos a la presidencia municipal con poco perfil, sino en los efectos a largo plazo en la administración pública municipal. Esta política desarma a las burocracias municipales y las conduce a un nivel que no se corresponde con las inversiones que ocurren en el municipio.

Las obras más costosas son proyectadas y ejecutadas por el gobierno del estado y sólo participan formalmente las alcaldías, con lo cual éstas no sólo no realizan obras, sino que tampoco educando y permiten que se formen los funcionarios necesarios para tomar ellos en sus manos la obra municipal y sus programas. Cada metro de cemento, fortalece al estado y subdesarrolla al municipio. Ni las ciudades más importantes del estado han podido sustraerse de este problema, así las obras de distribuidores viales, introducción de servicios subterráneos y de rescate de los centros históricos se deciden e implementan por el gobierno del estado. Por supuesto, los funcionarios estatales tienen menos interés que los locales y menos cuidado con los detalles y la necesidad de satisfacer a ciudadanos que no los eligieron porque fueron designados por el gobernador.

El municipio surgió en Grecia, y allí se le denominó Demos. Por lo que en el principio de la democracia estuvo el municipio. Es el orden de gobierno más cercano a la gente y como mexicanos debemos terminar con una tendencia autoritaria de siglos, tal vez recuperar las formas de decisión comunitaria para enriquecerlo, pero ciertamente se debe de acotar el excesivo poder que hoy descansa en los gobernadores y en sus jefes políticos (ya se llame gabinete o coordinador regional).

El Congreso Federal debe sentir la urgencia de reformar el artículo 115, para que se pare en seco las aspiraciones de los nuevos porfirístas, y se recupere el principio del municipio libre que ha faltado concretar plenamente.


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domingo, 8 de enero de 2012

Las ciudades, al tamaño de la gente.

Si se logra esa vieja pesadilla de unos cuantos, de convertir todo el espacio entre Pachuca y Tizayuca en una plancha de cemento, entonces se construirá una ciudad monstruosa sin precedentes, de más de 120 kilómetros de largo, abarcaría Mineral de la Reforma, Pachuca, San Agustín Tlaxiaca, Zapotlán, Zempoala, Villa de Tezontepec y Tizayuca en Hidalgo, para continuar por el Estado de México hasta el Distrito Federal.

La avenida de los Insurgentes será la avenida Revolución. El gris será el color predominante y los vientos soplarán smog.

Pero no debemos esperar mucho, ese futuro ya alcanzó a Pachuca y Mineral de la Reforma, y es un futuro en el que la ciudad, mejor dicho las ciudades, porque en esta zona metropolitana hay muchas (El Chacón, C. Doria, Tulipanes, Providencia, Pachuquilla y Pachuca entre otras) se van deshumanizando. Las grandes avenidas, que se ven muy bien en la inauguración y en los informes de gobierno, parten las comunidades y se convierten en fronteras para el peatón y la bicicleta, actividades que vienen a ser ahora deportes extremos.

Ante la falta de un transporte público eficiente se va contracorriente del consenso al que el mundo ha llegado de favorecer el transporte público para que dejemos de usar el coche.

Se planea poco y se invierte mucho para las casas de la gente de más de 5 salarios y mínimos, y se arroja a los demás, a los que ganan menos de 5 salarios, a las manos de especuladores, que intercambian la posibilidad de satisfacer la carencia de una casa por el pago permanente en dinero y la voluntad política de los necesitados.

La ciudad se come al campo y los ejidatarios, cuyos comisariados ejidales pensaban hacían un negocio, se pierden entre el mar de casas y la pobreza. Y el verde del campo, la palma, el nopal, el maguey o el pino son sustituidos por el concreto. Se precisa construir y emplear el cemento, pero también es necesario no vivir sin poder ver cerros, bosques y campo.

La ciudad mejora cuando mejora la vida cotidiana, cuando mejora la forma en que bebemos, amamos, comemos, vamos al mercado, caminamos o jugamos en ella. Se precisa una ciudad a la medida de su gente, no una ciudad que se imponga a sus habitantes.

En el Congreso Federal es necesario dar voz a estas preocupaciones, a los artículos 25 y 26 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, relativos al desarrollo nacional y la planeación, para que no sólo se ordene donde van casas y carreteras, sino para construir ciudades a nuestra medida.


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sábado, 7 de enero de 2012

Una ciudad escudo que no protege de nada. Quimeras vs. utopías

Desde hace 30 años, se le ha antojado a funcionarios y empresarios de dentro y fuera del estado de Hidalgo crear una ciudad de 2 millones de habitantes entre Pachuca y Tizayuca. Recientemente se planteó crear ésta otra vez a las afueras de la ciudad de Pachuca. Cuando se les preguntó, a los autores del proyecto, cómo resolverían el problema del agua para esta nueva ciudad, si se carece de la suficiente en la actual, afirmaron que si fuera por el agua ya no se construiría una sola casa más en esta región del estado.

Ése es el nivel con que se miden los problemas de planeación en el estado y ahora tenemos dos tendencias que se refuerzan. Estas tendencias son: 1) el crecimiento debido a la migración y el crecimiento natural de la población, y 2) el crecimiento inducido por la especulación inmobiliaria.

El primero es debido a los migrantes de la Zona Metropolitana de la ciudad de México, del interior del estado y de aquellos que viven ya en la ciudad y desean crear una familia nueva. La segunda de estas tendencias debería de estar dirigida a satisfacer la demanda de la primera, pero su objetivo principal es la venta de vivienda, y se dan los casos en que se ofrece como crédito a personas que deciden aplicarlo en Pachuca (aunque sea Mineral de la Reforma u otro municipio de esta región). Existen casos en los que chiapanecos han venido a visitar su casa, porque no pueden habitarla, y así, lo que creían un beneficio se convierte en un problema. Cualquiera que sea el porcentaje que se escoja, 35, 40 o 60 por ciento, la desocupación es un problema importante en numerosos fraccionamientos.

Actualmente, sin planeación, sólo existen proyectos de negocios, ambas tendencias avanzan, 9,000 casas o 20,000 casas, cifras que se mencionan en la prensa cual si esos datos no significaran 40,000 o 80,000 nuevos habitantes para los cuales no se ha planeado, trabajo, esparcimiento, educación o salud. Por otro lado, otro número de casas, tal vez similar, se ofrece en coches estacionados, mercados, casas, como anuncios en el terreno y nadie aclara como se van a construir los servicios, dotar de agua o satisfacer el empleo de esa población.

El Estado de México pasó por esta encrucijada a finales de los años cincuentas, se pensaba que se podía construir lo que fuera, sin restricciones ecológicas y sin planeación. Hoy, el resultado en Nuevo Chalco, Neza o Ecatepec es una amarga realidad en la que la inversión durante años para remediar sus problemas no ha bastado. Lo que no se planee hoy costará muchas veces más corregir en el futuro.
Por ello, es preciso que no se planeen sólo zonas, sino también conceptos arquitectónicos y urbanísticos. Una buena parte de los constructores también viven en esta región y deben de tener interés de no crear un monstruo insufrible para todos. Los funcionarios, que a veces combinan su función pública con la de empresarios, también deberían de tener estas inquietudes.

Cuando se discutió el asunto de la Ciudad Escudo, participé en la mesa, lo rebatí y los asistentes nos dieron con su voto la razón; los autores, enojados, mencionaron que no era cosa de pensar en utopías. La utopía y la pesadilla son sueños, en un caso de una sociedad mejor y en el otro un mal sueño. Para mejorar debemos soñar y pensar en lo bueno; lo malo, como esta pesadilla, llega solo y no se requiere casi ninguna imaginación, y quienes la promueven concientemente, sabiendo que está mal, deberían de despertar; eventualmente todos pagaremos con angustia y desosiego el costo de sus malos sueños.

Desde el Congreso Federal, no basta con asignar más recursos a la Zona Metropolitana, se debe de reorientar el crecimiento.






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viernes, 6 de enero de 2012

Contar con los pobres no es lo mismo que contar pobres.


Nadie, que recorra comunidades, barrios y colonias, o permanezca unas horas en los hospitales y centros de salud puede dudar de la gravedad de la pobreza de nuestro pueblo. Su intensidad es tal que no permite que un gran numero de nuestros compatriotas coman adecuadamente o que tengan casa.

Por eso la pregunta es ¿Qué hacer?

De fondo la pobreza tiene su origen en la falta de justicia y desarrollo, y esta sólo acabará cuando los trabajadores y las desposeídos tengan salario y empleo, casi 30 años de privilegiar a los muy ricos por gobiernos priístas y panistas son el origen de esta situación, y el país sólo cambiará cuando tengamos un nuevo tipo de gobierno cercano a la gente.

El problema económico lo trataremos en ese punto, pero en relación con los programas de contención, los paliativos que moderan la pobreza, necesarios en tanto no tengamos una sociedad justa, es preciso discutir y cambiar su orientación en el Congreso Federal.

Los programas de atención a la población pobre tiene como objeto mejorar las condiciones generales de las familias, para que estas cubran la brecha de alimentación y necesidades básicas que les permitan trabajar y desarrollar sus actividades diarias adecuadamente, en tanto no cambiemos esta sociedad estos programas deberán de existir.

El problema es que su administración es costosa, burocrática, muchas veces inhumana y las más se utiliza como moneda de cambio frente a los ciudadanos, la mayoría de los funcionarios ven estos programas como una forma de comprar voluntades y con ello perpetúan la marginación y no permiten organizarse a las comunidades y barrios.

Así, por ejemplo, se habla de focalizar, de centrar los recursos en los más pobres, lo cual es correcto, pero se falla en las comunidades rurales, indígenas o no, con poblaciones menores a 2500 habitantes, sin caminos, ni servicios ni empleos bien remunerados, en las cuales se elaboran padrones costosos para poblaciones donde prácticamente todos son pobres y seria más fácilmente aplicar los recursos en forma general y no partir estas poblaciones, entre los que tienen la gracia de acceder a una despensa, una beca o un apoyo y los que no. Situación preocupante en comunidades que tradicionalmente han vivido unidas y son separadas ahora por la aplicación de recursos que no los van a sacar de la pobreza pero que si rompen con su organización.

En estas comunidades los apoyos deben ser generales y se debe de llevar a cabo públicamente y a través de las autoridades comunitarias, excepto cuando, al igual que sucede con las actuales autoridades, se desvíen de sus fines. Sin embargo, a este nivel, la evaluación pública de un programa garantiza fortalecer la organización interna en lugar de su rompimiento, más transparencia y lo que ahora no se tiene, la auditoria por parte de los propios beneficiarios.

En los centros urbanos como Pachuca y Mineral de la Reforma el crecimiento de la población es el crecimiento del número de pobres. En Pachuca, los barrios altos están marginados al igual que varias de las comunidades rurales que están siendo absorbidas por la ciudad y las colonias de ciudadanos sin casa que son explotados y se les chantajea por sus necesidades a cambio de apoyo político. En algunos de ellos hasta el 75 por ciento de la población esta por debajo de la línea de pobreza. Para ellos el procedimiento, al igual que en las comunidades, implica numerosas horas de espera. Esto debe cambiar, desde el Congreso Federal se deben discutir la naturaleza, la orientación de estos programas y su aplicación. Debe ser un procedimiento más humano, sencillo, transparente, con evaluación pública de los propios beneficiarios y verificación aleatoria. Los programas para paliar la pobreza deben permitir un mayor bienestar, organización, democracia y fortalecer, antes que menguar la dignidad de sus beneficiarios.

En días recientes el gobernador del estado mostró sus dudas sobre el tamaño de la pobreza en Hidalgo y descalificó al organismo encargado de medir el número de pobres. En Hidalgo, aquellos que no son pobres ni son vulnerables, esto es que cuentan con vivienda digna, alimentación adecuada, servicios y seguridad social son apenas 13 de cada 100 habitantes, el resto no están bien, carecen de servicios y 50 de cada 100 hidalguenses ni el CONEVAL encontró duda en calificarlos como pobres. Estos se encuentran también en Pachuca y Mineral de la Reforma (32.3 y 22.5 por ciento respectivamente). Andando el estado, ante el impacto de la pobreza existente, si hubiera duda, esta sería ¿Por qué no se reporta más?

100 de cada 100 hidalguenses debemos preocuparnos por la necesidad, el hambre y la miseria. Ya se contaron, podrá diferir un poco el número, pero se precisa solucionar de fondo y humanizar los programas de atención a la pobreza. Contamos con la buena fe de todos, incluido el gobernador, pero debemos contar con el malestar de los pobres para que estos se manifiesten y cambien las cosas.

Hidalgo necesita una revolución pacífica, ya los pobres han puesto demasiados muertos.

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