martes, 23 de enero de 2018

La unión, a la izquierda

No todas las coaliciones son iguales. Dependen del proyecto y las personas en torno a las que se aglutinan. En México, la diferencia es que, en dos de ellas, la coalición la encabeza un hombre de derecha y, en la otra, uno de izquierda.

El PRI y el PAN aglutinan para defender lo mismo, que es lo mismo para los mismos desde hace más de 35 años; la otra, la de López Obrador, tiene una clara intención redistributiva, de partir el pastel en favor de los que menos tienen.

Quienes se sumen desde la izquierda a cualquiera de los proyectos de la derecha fortalecerán un proyecto excluyente; los que desde la derecha apoyen al candidato de izquierda fortalecerán un proyecto redistributivo.

Aunque sean notorios quienes se suman sin coincidir por completo o haber estado en contra de quienes forman su núcleo original, para ganar una elección es necesario ampliar la base, y entre los que se sumen habrá impresentables (esperemos pocos), de cualquier manera, ya los había antes, siempre los hay, sólo llegan en mayor número pero, en un movimiento de masas la incorporación no es problema mientras se conserve el rumbo que, matizado o no, siempre será mejor que la brutalidad presente del mundo empresarial del nuevo PRI, que sólo es el futuro anticipado por el PAN en sus orígenes. El resultado está lejos de estar definido, falta juntar más votos.

miércoles, 10 de enero de 2018

El gobernador y sus chivatos

Javier Corral ha decidido ponerse en el ojo del huracán con temas distintos al del asesinato de la periodista Miroslava Breach en el estado que presume gobernar. Pero es necesario no dejar pasar lo obvio por lo inmediato: asesinado a su vez el autor material del asesinato, y presentado como autor intelectual quien aparentemente solo opero sobre un guion, pero es incapaz de escribirlo, se ha exonerado a dos funcionarios panistas, uno de los cuales hoy trabaja en la administración de su partido.

Preocupados porque se pensará que ellos eran la fuente de los artículos de la periodista, en que se denunciaba el contubernio entre políticos y delincuentes, estos dos panistas terminaron por comprobar ese vínculo cuando preguntaron a Breach, a instancias de sicarios y traficantes, quienes habían sido la fuente de su trabajo periodístico, ¿Qué les esperaba a las personas que hubiera señalado la periodista, si no hubiera protegido a sus informantes? La muerte, seguramente. Como le ocurrió a ella cuando decidió aceptar toda la responsabilidad y asegurar la de quienes habían confiado en ella. Eso lo sabían quienes preguntaron: los interesados y los intermediarios.

La aceptación de la responsabilidad de la periodista fue grabada y entregada a la delincuencia organizada por estos funcionarios públicos ejemplares, ejemplo de lo que significa “poner el dedo”, notificar a asesinos, “poner” a la víctima, de chivatos o halcones de esa misma delincuencia que este fin de semana cobro 32 víctimas en Chihuahua. Ello por si sólo es un delito, y son cómplices del otro que se cometió. El gobernador ha decidido protegerlos.

Corral ha hablado: de lo legal, poco y tergiversado; de lo ético, ni lo entiende ni se acordó; pero tampoco nada de la moral, palabra única en el vocabulario panista sobre el comportamiento humano. ¿Cómo podría? No con su protección a soplones del crimen organizado.