martes, 28 de julio de 2015

El jardín de los suplicios

El licenciado Juan Manuel Menes Llaguno tiene un lugar en la sociedad pachuqueña: Se le escucha, se lee y mucha gente lo estima. Fue rector de la Universidad, además, es un alto funcionario público, cronista del estado, presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado de Hidalgo, y un académico.
Todo trabajo académico es criticable y la probabilidad de cometer un error o entrar en controversia aumenta cuando se produce mucho, y el licenciado Menes ha trabajado y sigue trabajando mucho; reúne fotos, documentos, hace trabajo de archivo, y artículos.
He escuchado muchas críticas de su trabajo, injustas la mayor parte de ellas, puesto que tomando en cuenta las diferencias de método y óptica su esfuerzo es innegable. Por supuesto existen críticas que deberán de ser tomadas en cuenta por él o por cualquiera de sus lectores, pero eso se espera de cualquier esfuerzo humano y de toda producción académica.
No es un hombre que en lo personal se haya confrontado o actuado de mala fe (no más que el promedio). Luego entonces, ¿por qué el licenciado Menes es objeto de una crítica visceral?, la cual no siempre es planteada abiertamente. Esto no es por con quien se confronta, sino con quien no lo hace. No confronta al poder.
Si bien no es posible que hablara de todos los conflictos que ha vivido la sociedad hidalguense, por lo menos de alguno se esperaría una posición distinta de alguien, como él, que goza de la posibilidad de ser escuchado en los medios de comunicación más importantes del estado. Eso motiva muchos de los comentarios de quienes están descontentos con su proceder y son incapaces de tratar directamente los problemas que verdaderamente les preocupan. Varios de sus críticos fabulan más que probar. Por el pecado se critica la virtud. El investigador por su posición respecto al poder.
Un ejemplo de su anuencia con el poder, no de su trabajo académico, lo tenemos ahora con su opinión de los trabajos en la Plaza Independencia de Pachuca. Trabajos que se iniciaron sin proyecto, sin autorización y sin conocimiento por parte de la sociedad de lo que allí estaba y ésta ocurriendo.
Motivo de preocupación para los que usan la plaza ha sido el destino del quiosco. Sólo los funcionarios que ven el proyecto a partir del presupuesto desde su escritorio no pueden saber del uso cotidiano que se le da a ese espacio. Podría caber otro, pero la necesidad de ese espacio ésta dada. El problema no es el quiosco, o no solamente, sino el desorden de todo el proceso.
El Comité del Centro Histórico planteó hace tiempo la necesidad de intervenir en la plaza. De definir los criterios de intervención, de elaborar proyecto, de obtener las autorizaciones y promover la participación de los ciudadanos.
No se pudo seguir el método pero algo se ha ganado con los comentarios críticos y la toma de posición de grupos de la sociedad civil. Una presentación que no reunía siquiera los requisitos formales exigidos a un estudiante de arquitectura fue desechada; tuvieron que intervenir el INBA y el INAH (la Coordinación Nacional de Monumentos, el delegado en Hidalgo se dio por perdido desde el principio); y se contrató por fin a especialistas en preservación del patrimonio.
Para el licenciado Menes, quienes han hecho críticas o han externado sus dudas sobre los trabajos en la plaza están rasgando sus vestiduras, acción que practicaban los judíos del antiguo testamento cuando moría un pariente o eran agraviados. Asunto más bien con el carácter de lo religioso, como el de la fe o la adoración de los falsos ídolos, porque si bien es mayor la probabilidad de que no se termine con un proyecto como el que se planteó de inició, todo lo descansan en la fe en los gobernantes, en los constructores, en el diseñador y en los expertos más que en el trabajo y la razón expuesta a los ciudadanos.
Así, siguen existiendo problemas. Todo parece indicar no se cambió al responsable del diseño, probablemente porque ya le habían pagado una parte, y sigue sin invitarse sin seriedad a los ciudadanos a otra cosa que no sea leer los boletines de prensa.
Otro ejemplo lo tenemos con los trabajos estructurales que se han realizado y se anunció fueron concluidos, ¿qué se hizo?, ¿qué problemas encontraron?, ¿cómo los resolvieron? son preguntas que no se han respondido. Nuevamente se nos pide fe, y al que no la tiene, o requiere de una explicación republicana más que religiosa, se lo imaginan rompiendo sus trajes y vestidos.
Mi papa fue amigo de Menes Llaguno. Yo no. No obstante, en varias ocasiones lo he defendido sin necesidad de que hayamos cruzado palabra. No tenemos la mínima relación personal. Mi padre lo valoraba por lo mismo que yo creo vale su trabajo, y no le parecía lo que encuentro criticable en él.
A Arturo Herrera lo citó Menes en un artículo reciente para justificar lo opuesto a lo que hacía Herrera: Para justificar un proceder autoritario.
Se le menciona, como quien encabezaba el Centro Hidalguense de Investigaciones Históricas, CEHINAC, afirmando que “nada tenía que rivalizar con el reloj”. En efecto este es un criterio que ha planteado también hoy el Comité del Centro Histórico, como el otro de que al aumentar la plaza, esto es al destruirse las construcciones al sur de esta, se achico el monumento, perdió proporción, o como ese otro de que primero va la vida cotidiana y después viene lo demás. Pero no rivalizar no debe de significar que todo a su alrededor debe ser un desierto sin vegetación y sin equipamiento. La intervención anterior rescató una plaza árida para la vida cotidiana, no es correcto construir otro paramo.
Recuerdo como Arturo Herrera discutió, en una de las primeras referencias sobre el patrimonio de las que tengo memoria, con un conocido arquitecto que hablaba del progreso para defender la destrucción de las edificaciones al norte de la plaza para construir lo “moderno”. Destruir era el verbo importante, construir era otro de menor rango, como se demostró cuando la modernidad envejeció rápido y acabó por ser sustituida por arquitectura de utilería. Un criterio que hemos planteado es el de no destruir sino se tiene una opción claramente superior.

martes, 21 de julio de 2015

Tenemos esperanza de que el arquitecto Corrales escuche.

1. El arquitecto Luis Corrales Vivar es director de Publicaciones e Impresos del gobierno del estado y preside el Comité de Seguimiento de las obras en la Plaza Independencia de Pachuca, comité conformado para expresar y recibir el sentir ciudadano.

2. En su versión ciudadana, el arquitecto encabeza un Comité que debía, según las versiones periodísticas sobre el evento en que se conformó, “vigilar los trabajos” y difundir el proyecto que en la plaza realizan. Problema difícil, porque el proyecto no existía, y hasta hace poco sólo se conocía una presentación mal hecha.

3. Este es un problema de inicio: el Comité de seguimiento que encabeza el arquitecto Corrales tomó protesta el 26 de enero, esto es 19 días después de que comenzaran las obras.

4. Como representante de la sociedad ante la autoridad es su deber preguntar, criticar, observar, difundir el proyecto y encontrar respuesta a las dudas que los ciudadanos de la ciudad tuvieran sobre los trabajos.

5. No me parece que el Comité de seguimiento este realizando adecuadamente sus funciones. Entre otras cosas se debería de vigilar que lo que se haga este bien hecho, y esto incluye por supuesto el obtener los permisos respectivos. No vigiló. Tampoco difundió que los trabajos empezaron sin esos permisos.

6. El 26 de noviembre de 2014 había respondido el INBA a Fonatur sobre la necesidad de cubrir todos los requisitos de ley para obtener el permiso correspondiente, el más obvio era que se presentara un proyecto.

7. Habiendo comenzado los trabajos el 7 de enero de este año los requerimientos no habían sido cumplidos. Todavía el 31 de marzo el INBA, en oficio dirigido al presidente municipal, solicitaba un estudio puntual y que se ingresara “a la brevedad” el proyecto respectivo.

8. En febrero, de acuerdo a documentación oficial, el INAH no había otorgado ninguna autorización y el 6 de marzo el Comité del Centro Histórico recibió la información del INBA de que no existan permisos. Así, a mediados del año, en un mismo día se informó que el alcalde afirmaba que ya existían los permisos, el arquitecto Corrales que pronto se tendrían y el delegado del INAH desconocía si estos habían sido otorgados.

9. Otro asunto es el del quiosco, el cual no se incluyó en la presentación difundida por la presidencia municipal y lo cual motivó que numerosas personas, que han usado dicho espacio para bailar, cantar, actos políticos, manifestaciones de organizaciones de la sociedad civil, presentaciones comerciales o el reclutamiento de personal se mostraran sorprendidos. No calo esta necesidad de la población, de un espacio como el quiosco, hasta que las autoridades federales llamaron su atención sobre su importancia social. Pudieran existir muchas soluciones a esta necesidad, lo que no se puede hacer es no escuchar a los habitantes de la ciudad.

10. Otro ejemplo lo tenemos ahora que nos enteramos que los integrantes del Comité de seguimiento han estado atentos a los trabajos estructurales, que en su momento por cierto el Comité del Centro histórico demandó se realizaran. En nota del Sol del Hidalgo comunica que cada 15 días son informados de cómo van estos trabajos, pero lo que ahí se informa no se difunde al resto de la ciudadanía.

11. Mención aparte merece el respeto a la institucionalidad, a la propia, a la de ese Comité de seguimiento. El Coordinador del Comité del Centro Histórico, el profesor Bonfilio Salazar fue invitado al mismo. Tomada la protesta, se dijo que se procedería a aprobar el proyecto (la presentación). El profesor informó que esta información debía ser analizada antes de ser aprobada y de este parecer fueron otros participantes. En lo sucesivo, de los 17 miembros originales llegaron a tener reuniones de 7, de 6 y se cancelaron otras. La falta de institucionalidad y de buenas maneras también se mostró cuando decidieron eliminar de la cuenta de redes sociales al profesor, cuenta a través de la cual convocaban a las reuniones.

12. El arquitecto Corrales es autor de varias publicaciones valiosas sobre el Reloj y la ciudad de Pachuca. Eso no significa que el resto de los habitantes, que no tenemos tantas y de tanta calidad, seamos marginados y su opinión no sea valorada. Pero también de él aprendemos que es posible otro tipo de relación entre sociedad y autoridades. En lo particular, en una de sus obras, el arquitecto no vacila en reconocer que existió “una coordinación ejemplar entre el Gobierno estatal, la Presidencia Municipal de Pachuca y los organizamos ciudadanos siguientes: “Patronato para la Conservación del Centro Histórico de Pachuca” y Comité técnico para Conservación y Preservación del Centro Histórico de Pachuca”.

13. Siempre es tiempo de corregir, en este caso se precisa que el Comité de seguimiento siga no sólo lo que se le indica, sino los trabajos que se están realizando. Esta tarea ayudara a las autoridades, a la ciudadanía y cumplirá con lo que se le ha encomendado.

14. Parte de este trabajo consiste en escuchar no sólo lo que procede del cielo, sino lo que se opina en la tierra. Tomar nota puntual, reconocer las críticas y presentar una valoración objetiva y sistemática a las autoridades competentes. Sabemos de las críticas a la presentación de lo que se pretende en la plaza efectuadas en los colegios de profesionistas y escuelas de educación superior. Lo que allí se dijo no se refleja en lo que declara el arquitecto Corrales. Creemos que él puede sistematizar todas estas opiniones y comentarios y muchas más. No todo será en un mismo sentido, pero valorado adecuadamente todo puede y debe servir a este proyecto que debe de ser de todos los pachuqueños.

jueves, 16 de julio de 2015

Si no se habla, es imposible ser escuchado: La Plaza Independencia de Pachuca.

1.- Hace ya varios años la Presidencia municipal de Pachuca anunció que se iba a intervenir en la Plaza Independencia. Este año comenzó a trabajar en ello. Las condiciones fueron las siguientes:
a) Inició sin proyecto, ni para la estructura ni para el diseño de la plaza.
b) No tenía permisos del INAH y del INBA.
c) No preguntó ni socializó la información (los criterios usados para la construcción eran imposible difundirlos, porque no habiendo proyecto, no existían criterios).

2.- Lo que llegó a presentar era una propuesta mal hecha en la que, entre otros problemas, algunos formales como la escala del Reloj, estaban (o están) los siguientes:
a) Era una plaza dura, con poca vegetación.
b) No proponía ningún quiosco o espacio similar de acuerdo al uso que se le da a la plaza.
c) Planteaba privatizar el área a rescatar, la de los antiguos cines.

3.- En términos generales, en algún sentido regresaba a la propuesta de finales de los ochentas, en lugar de destapar los cines abandonados hace decenas de años (retirar la cubierta) los volvía a tapar, ahora con un vitral, y se proponía una plaza que no estaba hecha para convivir.

4.- El Comité para la Conservación y Preservación del Centro Histórico solicitó información en varias ocasiones e instancias, sólo por transparencia pudo obtener lo que corresponde a papeles oficiales (de Fonatur), lo demás eran “presentaciones de Power Point”.
Cuando se conoció la presentación a la que hemos hecho referencia salió a relucir que no existía proyecto, el Comité dio a conocer esta circunstancia, protestó, protestaron también numerosos ciudadanos, y el INBA y después el INAH, a nivel federal, intervinieron y clausuraron la obra.

5.- En ese punto, habiendo comenzado a intervenir en la estructura de la plaza, el Comité planteó que debían terminar bien esa etapa antes que terminarla de mala forma. Los términos de referencia, esto es un escrito sin planos con los cuales Fonatur consiguió el presupuesto, planteaban 60 días para concluir la obra de la estructura. Se debía, en cambio, trabajar seriamente en el diseño de la plaza. El INBA y el INAH sostuvieron un criterio similar.

6.- Así, las autoridades federales dieron permiso para las obras estructurales pero no a las de la plaza. Coloquialmente podríamos decir que lo que corresponde con el estacionamiento y la estructura de la plaza se aprobó, pero todo lo de arriba no.

7.- La presidencia ha afirmado que espera que tanto el INAH como el INBA se pongan de acuerdo, lo cual es falso, a nivel federal están de acuerdo en lo siguiente: para aprobar un proyecto, primero es necesario contar con uno. Hasta el momento no han podido presentarlo a las autoridades federales.

8.- ¿Qué se ha logrado hasta el momento?
a) Una obra tan relevante como la que se plantea en la plaza está a los ojos de la población. La información, que debieron poner a la vista las autoridades y su Comité de seguimiento, pero que no lo hicieron, es visible, al igual que su falta de método.
b) La presidencia ha tenido que contratar un especialista en patrimonio. Este asesorara a quien proyectara la obra.
c) Se discute sobre lo que daban por desaparecido, el quiosco (el que esta o algún otro), y se incluye vegetación (en algún grado).
d) El INAH y el INBA revisarán el proyecto en cuanto este sea presentado.

9.- Qué falta
El proyecto lo han retomado dos instituciones federales serias, pero la ruta que se ha trazado en la presidencia, inconsciente o conscientemente, seguramente lo último, es la siguiente:
a) El especialista da su opinión.
b) El proyectista la retoma y la plasma en un proyecto.
c) El proyecto se presenta al INAH y al INBA, quienes corrigen o lo adecuan.
d) Se ejecuta la obra.
Como se podrá adivinar, en esta ruta esta ausente la población local. El municipio dio un informe de “foros”, en realidad pláticas, con la presentación original de la plaza, en las cuales, según nos hemos enterado, no les fue nada bien. En ellas las críticas, con excepción de unos cuantas reuniones, fueron generalizadas y, en alguna ocasión, salieron literalmente tropezándose. Hace falta abrir el proceso.
El Comité del Centro Histórico ha planteado en todo momento una ruta más formal, deberá de insistir en ella, pero aún con la propuesta por la presidencia es posible acompañar el proceso en cada una de las cuatro etapas. La población no debe de ser tímida, en las calles, en las oficinas y en las redes debe de externar su parecer a la pregunta ¿Qué desean para la Plaza Independencia? Si no se habla, es imposible ser escuchado.