Javier Vázquez Coria es ese gran humorista que toda sociedad espera y que, lamentable e injustamente, cuando se presenta, la masa es incapaz de reconocer el talento natural así como de apoyar al genio local (algún autor inglés se refirió así de otro personaje, pero la idea se ajusta a la perfección).
Antes de comentar su última producción, cabría recordarlo como aquel autor que, haciendo uso del humor, afirmó que Josefina Vázquez Mota traía “las propuestas más sólidas, mejor sustentadas y representa una opción muy interesante.”
La confusión entre el autor y su público radicó en la incomprensión por parte de este último de la ironía del primero. A pesar de lo absurdo de la sentencia, la masa permaneció callada. El silencio y la aparente indiferencia fueron la muestra de la duda, entre si lo que se leía era brillante o un verdadero traspiés.
La verdad y la confirmación salieron a flote al darse la aprobación de las reformas a la Ley del trabajo. Con talento e ironía, afirmó: “mienten quienes afirman que la Reforma Laboral lesiona a los trabajadores.” En lugar de decir que la Ley permite despedir más fácilmente a los trabajadores, disminuir su capacidad de defensa y organización, afirmó lo contrario, para mostrar la infamia de la nueva Ley.
Tal vez, el comentario más profundo y parabólico, muestra de humor fino, fue cuando se refirió a que quienes no querían la reforma eran los grupos caciquiles de los sindicatos, porque no desean la transparencia y la democracia en sus agrupaciones. Intentando sorprender a quienes no se han enterado que precisamente los apartados de transparencia y democracia sindical no fueron aprobados.
La ironía hace crítica en esos sindicatos protegidos por los empresarios y el gobierno federal, entre los cuales destaca el rey de los contratos de protección: Salvador Gámez. Los contratos de protección sólo protegen a los patrones, estos firman un contrato colectivo con un supuesto representante de los trabajadores, cuando este nada tiene que ver con la empresa, solo es un nombre al que no conocen sus supuestos agremiados e impide el desarrollo de verdaderos sindicatos.
Salvador Gámez, representa de esta manera a 350,000 mil trabajadores, poco menos que los de todo el IMSS en la república mexicana. Tan cerca de la moral cristiana de los empresarios, su socio en estos contratos hoy está prófugo, acusado de tráfico de menores (de prostituir a niñas de entre 12 y 14 años) lo cual, por ciento, no impide siga siendo el titular de los sindicatos blancos.
Por si fuera poco, después de aprobada la Reforma Laboral, Don Vázquez Coria afirmó que no existe madurez política en nuestro estado para apoyar a la IP (seguro las siglas no significan Iniciativa Privada), esto porque el gobierno del estado, priísta, como los que alzaron la mano en San Lázaro para aprobar esta reforma, no le dio 4 millones de pesos para el congreso de la COPARMEX, que según el representaban “el 30 por ciento de los 30 millones” que creen costara su congreso nacional. No podía tener todas las virtudes, y ciertamente no es un matemático o un contador, los 4 millones solicitados al gobierno no son 30 por ciento de 30 millones, sino que ese porcentaje representan 9 millones.
Nuestro talento local es, además, diverso en sus intereses y actividades, preside la COPARMEX-Hidalgo.
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