Lo correcto es votar parejo. Esto es bien, siempre por un candidato honrado y un proyecto justo. Así lo entienden los que votan en conciencia y no pertenecen a ningún partido político. Para los militantes es otra cosa, la disciplina se antepone a la decisión personal, pero aún en estos casos, si el método y la selección de candidatos no ha sido el adecuado, cuando la disciplina no es tal, sino solamente abuso, deben meditar su decisión.
En todo caso, a quienes apoyan candidaturas inadecuadas tampoco les conviene mandar a votar parejo cuando están en la oposición, esto es cruzar la boleta en todas las elecciones por el mismo partido sin importar a quien presente como candidatos. El electorado, si escuchan de esto, se preguntará ¿qué son diferentes entre sí los que van por la presidencia, senaduría o diputaciones federales y locales o presidencias municipales? y entonces, ¡sí que pueden cambiar su decisión!, cuando descubren quién es cada quien. Lo que les conviene a los que proponen lastres es nadar de a muertito y esperar que la corriente los lleve a una playa segura (en la que sean aún más seguras sus quincenas).
El voto que derrota a una elección de estado no debe amarrarse, esto es necesario para superar la compra de la voluntad, su alquiler o trueque y la intimidación. Lo peor que se puede hacer es meter en un corralito el voto de los ciudadanos. Éstos buscan voto libre porque buscan un país libre. Por eso debemos llamar a votar en esa libertad por Andrés Manuel López Obrador.
Es una mala campaña promover el voto en cascada, porque entre los ciudadanos lo parejo no es chipotudo, al bueno un voto, y al que no que no.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario