En México, los partidos políticos han secuestrado las posibilidades de participación de los ciudadanos y de cambio de la sociedad, incluyendo a los partidos de izquierda, los cuales no están en posibilidades ni el interés de responder a un pueblo empobrecido y al cual se ha obligado a transitar los últimos 30 años por un modelo excluyente que sólo favorece a los muy ricos. Eso sucede con los partidos de izquierda, a pesar de que el candidato presidencial si representa la intención del cambio y los intereses de los pobres.
Pachuca y su zona metropolitana han crecido en forma desmedida, a sus habitantes nos tratan como moneda de cambio entre especuladores, políticos y empresarios corruptos. Por eso nos parecía importante participar en este momento histórico en el cual la ciudad puede ser destruida.
Al observar las condiciones en que se organizaba la elección en el PRD y la coalición percibimos las dificultades y, en Pachuca, acordamos mantenernos y recorrer todo el camino para que no se adujera la inacción o falta de voluntad al momento de decidir.
Hubo convocatoria, se propuso la encuesta en la misma, realizamos precampaña, acudimos a barrios y colonias pero, finalmente no hubo encuesta y sólo decidió un pequeño grupo de personas en el PRD.
15 personas decidieron sobre casi 600 puestos de elección federal, cuando el Consejo Nacional rindió sus facultades como órgano máximo del PRD y entregó simbólica y materialmente los cartones de los votos a este pequeño grupo.
La pequeñez numérica, de capacidad y de miras de los dirigentes de las llamadas corrientes, los grupos de presión representados en la Comisión Política y el Comité Ejecutivo, frente a la complejidad del partido y de la sociedad, hicieron imposible recoger los intereses y aspiraciones de los mexicanos que estamos en la izquierda. Sólo pudieron hacer aquello para lo cual tenían capacidad, y que coincidía con aquello que deseaban: vigilar sus intereses. Los sindicatos, organizaciones sociales y campesinas fueron excluidos.
En el caso de Pachuca, fue IDN y Dolores Padierna quienes decidieron, pero participaron todos ellos, cedieron otras fichas y entregaron esta. Aún los que se asumen opositores, como el Foro Patria para Todos y Todas, favorecieron la impunidad, el lucro y la delincuencia organizada con una candidatura que jurídicamente no tenía futuro, finalmente intercambiada en la coalición por otras fichas (ahora con Convergencia). Se paso de la tragedia a la comedia
La lucha electoral se agotó. A pesar de ello no nos iremos del PRD, este es una construcción histórica de la cual se ha apropiado un pequeño grupo que hoy pretende exprimir el proyecto hasta lo último en su beneficio. Pero no será donde participemos activamente ni pongamos todo nuestro esfuerzo. Iremos por otros caminos, aunque en esta ocasión, en julio de 2012, lo haremos con la izquierda electoral con el candidato presidencial, pero no apoyaremos a quienes consideremos no llenan las expectativas de la izquierda y del pueblo necesitado.
Llamamos a los ciudadanos a no optar por el pasado o un futuro lleno de violencia y exclusión, proyectos de aquellos que desean se eternice este inmundo estado de las cosas. Sólo tenemos como opción la Revolución o continuar en la barbarie. México precisa otra Revolución, pacífica, ya los pobres y los jóvenes han puesto demasiados muertos.
jueves, 29 de marzo de 2012
viernes, 23 de marzo de 2012
COMISIÓN FEDERAL DE ELECTRICIDAD: Brutalidad e indiferencia en Pachuca
La CFE heredó de la hoy extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro el encargo de la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica; en Hidalgo la responsabilidad de intervenir en lo centros históricos y, en el caso de Pachuca, patrimonio arquitectónico relevante.
Mal sirve su primer encargo, es indiferente al segundo y carece de sensibilidad para abordar con las autoridades y ciudadanos el problema de la introducción de los servicios subterráneos en los centros históricos. Ahora atestiguamos como destruye el patrimonio de los pachuqueños.
En Pino Suárez destruyó una barda del perímetro de sus instalaciones que había permanecido durante décadas en el entorno urbano, para colocar unos cajeros automáticos en el cruce de dos avenidas, una de las cuales es de alta velocidad, razón por la cual correctamente el municipio no le ha otorgado permiso para abrir. Esto ocurre así porque no solicitó ningún permiso, bajo el criterio de “mejor pedir perdón” antes que respetar el reglamento y a las autoridades municipales.
Esta receta ya la había ensayado en la calle de Matamoros, en la cual destruyó toda una fachada para colocar otra de reflectasol (un vidrio altamente reflejante y prohibido por varios reglamentos de construcción). Esto lo tuvo que corregir por la presión del Comité del Centro Histórico y la anterior administración municipal de Geraldina García. Ya encarrerada, ahora la CFE destruye parte de la vieja casona de Trigueros, sin permisos otra vez, por lo cual se deberá de clausurar esos trabajos.
La CFE le ha faltado al respeto al patrimonio de los pachuqueños, lo ha destruido; le ha faltado el respeto a las autoridades municipales, al ignorarlas y al implementar una política de hechos consumados que muestra la brutalidad de sus acciones, al cerrarse al diálogo y mostrarse indiferente a nuestras necesidades y preocupaciones.
Si se confirma que el INAH dio el visto bueno a esta intervención, sin que esta mínimamente contara con los permisos del municipio, en la calle que Antonio Lorenzo Monterrubio ha identificado como el primer desarrollo urbano en la capital (de la época del Porfiriato), entonces no solamente la CFE tendrá que dar cuenta a los pachuqueños de sus acciones, el INAH deberá de aclarar su acción o su inacción.
Mal sirve su primer encargo, es indiferente al segundo y carece de sensibilidad para abordar con las autoridades y ciudadanos el problema de la introducción de los servicios subterráneos en los centros históricos. Ahora atestiguamos como destruye el patrimonio de los pachuqueños.
En Pino Suárez destruyó una barda del perímetro de sus instalaciones que había permanecido durante décadas en el entorno urbano, para colocar unos cajeros automáticos en el cruce de dos avenidas, una de las cuales es de alta velocidad, razón por la cual correctamente el municipio no le ha otorgado permiso para abrir. Esto ocurre así porque no solicitó ningún permiso, bajo el criterio de “mejor pedir perdón” antes que respetar el reglamento y a las autoridades municipales.
Esta receta ya la había ensayado en la calle de Matamoros, en la cual destruyó toda una fachada para colocar otra de reflectasol (un vidrio altamente reflejante y prohibido por varios reglamentos de construcción). Esto lo tuvo que corregir por la presión del Comité del Centro Histórico y la anterior administración municipal de Geraldina García. Ya encarrerada, ahora la CFE destruye parte de la vieja casona de Trigueros, sin permisos otra vez, por lo cual se deberá de clausurar esos trabajos.
La CFE le ha faltado al respeto al patrimonio de los pachuqueños, lo ha destruido; le ha faltado el respeto a las autoridades municipales, al ignorarlas y al implementar una política de hechos consumados que muestra la brutalidad de sus acciones, al cerrarse al diálogo y mostrarse indiferente a nuestras necesidades y preocupaciones.
Si se confirma que el INAH dio el visto bueno a esta intervención, sin que esta mínimamente contara con los permisos del municipio, en la calle que Antonio Lorenzo Monterrubio ha identificado como el primer desarrollo urbano en la capital (de la época del Porfiriato), entonces no solamente la CFE tendrá que dar cuenta a los pachuqueños de sus acciones, el INAH deberá de aclarar su acción o su inacción.
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