El día de ayer se dio por terminada una etapa más en la intervención del Centro Histórico de Pachuca por parte de la actual administración municipal. La obra incluye el encarpetamiento de las calles de Matamoros y Allende. El Comité del Centro Histórico ha sostenido comentarios y observaciones en público y en privado a las obras pero, más allá de estas observaciones, esto es un logro, sobre todo si lo que hoy es necesario para su construcción continúa, ahora que ha concluido: el uso peatonal de las calles.
Algunas observaciones:
El comité planteó la necesidad de hacer una planeación completa, primero en términos de lo que requiere el Centro Histórico como un todo, esto es la conformación de un programa general, para lo cual adelantó hace ya un par de años índice, criterios, líneas e identificó actores, pero que no puede avanzar sin la decisión del ayuntamiento y, en segundo lugar los comentarios para el proyecto particular.
Algunas de las ideas para lo primero se perdieron para lo segundo, y en este último aunque hasta el momento se ha tenido un mejor resultado que lo ocurrido en la Plaza Juan C. Doria (que multiplicó por cuatro sus costos, tiempos y tolerancia de la gente) faltó investigación, consenso y planeación, lo que se traduce en algunos defectos de ejecución y el malestar de algunos comerciantes y vecinos, en particular los que se sitúan en la calle de Zaragoza.
En este aspecto lo relevante es mostrar que los términos de referencia deben de cambiar para que sean los municipios, sus vecinos, funcionarios y sociedad organizada quienes tengan un papel más activo en la ejecución, que por ahora descansa en los contratistas y en la Secretaría de Turismo, actores que no van vivir o sufrir con lo que se haga, por lo que no están atentos a todos los detalles, como la empresa que en esta ocasión refería que "quien paga es turismo" (equivocadamente, porque si bien el recurso se origina ahí, sólo lo hace por un proyecto e iniciativa municipal, sin la cual no habría obra), razón por la cual fue poco permeable a proporcionar información, ya no se diga a recibir ningún comentario.
Por otro lado la obra termina en el periodo estipulado, pero se tendrá que seguir haciendo mejoras y trabajos para garantizar que no ocurran incidentes en la época de lluvias, esto porque aumentaron los niveles, ni accidentes; lo cual puede ocurrir particularmente en aquellas áreas en las que el arroyo vehicular se igualó con la banqueta, por lo que los autos y camiones, sobre todo los del transporte público, pueden invadirla, por ejemplo en Doria y Allende, Matamoros a la altura del Banco y sobre todo de Ocampo, en que la pendiente es inclinada, casi una resbaladilla y los autos pueden avanzar directo sobre la plancha (razones que plantean la necesidad de poner arriates u otros obstáculos para impedir la invasión de los automóviles o de plano continuar ya con el uso peatonal).
El valor de lo realizado
Dejando atrás las observaciones los resultados se ven en lo inmediato, la gente se apropia del espacio, y las calles en las que imperaba el estrés hoy son seguras mientras la vida se enriquece. En el Comité nos referíamos justamente a que la plaza era ya una especie de glorieta, en la que los coches entraban un circuito que llegaba a la plaza Felipe Ángeles (a la fuente de los niños héroes) y era poco amigable para el peatón. Los términos usuales de accesibilidad, permeabilidad y seguridad los ejemplificamos con un ejercicio imaginario: tómese un niño, preferentemente de su cosecha, llegue al sitio de referencia y suéltelo, si se atreve a dejarlo es que cumple con varios de los criterios referidos, si no, es un lugar que hace falta intervenir. El lector hoy puede hacer el ejercicio de verdad: yo ya solté a los míos.
Un acierto es importante destacar, mientras se daba por terminada la obra un grupo de vecinos y comerciantes de la calle de Zaragoza encabezados por uno de los comerciantes más activos y con influencia, José Bocardo, protestaron por el cierre de la calle y la afectación al comercio establecido en la misma. El acierto es doble, de los comerciantes, que no sintiéndose representados por las cámaras, exigen el diálogo directo con las autoridades municipales. En lo que sigue deberán de ser tomados en cuenta en forma independiente.
Por el otro lado, el acierto también es de las autoridades, debemos de recordar que en días pasados en Ixmiquilpan un grupo de muchachos fueron reprimidos por la autoridad municipal por protestar ante las afectaciones al patrimonio (el presidente "pulió" la estatua de la Diana Cazadora de Ponzanelli y la de Don Miguel Hidalgo de Oraguibel además de pintar la cantera de los portales). Se les quitó los volantes y estuvieron a punto de ser detenidos pero se los impidió la acción de los ciudadanos presentes. En Pachuca se permitió la manifestación.
En este caso la vocación que debe de tener esta plaza es la que ha tenido la ciudad de Pachuca, la cual es una sociedad abierta en la que distintos conviven unos con otros, en la mejor de nuestras tradiciones, la ciudad que ha dado cabida a mormones, ateos, judíos y guadalupanos, amplía las calles para que ahí se dé cause a todas las manifestaciones culturales, políticas, amorosas y sociales. Toda plaza mexicana, en forma distinta a otras latitudes, tiene como vocación la divergencia y la libertad. Celebramos este acierto de la autoridad municipal de tolerar la protesta aún durante el acto protocolario, de esa forma se festeja lo que se construye en cemento y en términos de la convivencia.
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