1.- Ya no es posible el fraude como hace algunos años: alterando los resultados en la casilla o robándosela y sustituyéndola por otra. El ciudadano debe de tener confianza en que habrá quien cuide sus votos en las urnas. Por supuesto, siempre se intentará regresar a lo burdo, como ahora que golpearon a integrantes del movimiento Somos 132 en Actopan o encarcelaron a otros miembros del mismo movimiento en ciudad Sahagún.Independientemente de que puedan suscitarse algunos casos de nostalgia entre los mapaches de la vieja y de la nueva guardia, lo importante es que en la casilla el proceso estará vigilado. Los partidos políticos, con todos sus problemas, corrupción y traiciones de por medio, en este caso, por esta ocasión(cuesta decirlo), ya cumplieron en la casilla.
2.- Hoy, y esto es otra forma de fraude, se compra el voto. Una despensa puede servir como medio de cambio, cada vez menos en Hidalgo por el peligro de ser interceptadas, más común ahora losvales canjeables después de la jornada electoral por material de construcción emitidos por las propias casas de venta o, simple y llanamente, dinero.
3.- Lo relevante en el mercado de los votos es que las transacciones se llevan a cabo fuera de la casilla y a escondidas. Existen eventos, como el celebrado ayer, en que los trabajadores del volante fueron agasajados con barbacoa, se les entrega credencial, despensa y ropa por parte del gobierno del estado un día después de que acabó formalmente la campaña. El gobernador, quien encabezo el evento, prometió el seguro popular y 30,000 mil pesos de seguro de vida. En realidad los trabajadores no cuentan con Seguro Social, ni jubilación, ni se les ha entregado concesión alguna todos estos años, concesiones que siguen cayendo entre políticos “oficiales” o de la oposición a modo.Estos eventos no compran el grueso de los votos y en general la compra-venta es, como debe de ser, algo vergonzoso, con sus excepciones, como la anotada anteriormente.
4.- Luego, si las casillas están cuidadas y la compra se realiza afuera de esta y de hecho antes de la jornada electoral, la decisión de no caer en este fraude recae en el ciudadano. La compra sólo ocurre porque alguien vendió. Por supuesto, podemos esperar que una gran cantidad de ciudadanos digan que no, pero si usted se ve presionado, haga fraude al fraude, dígales que si y vote por la propuesta que más le convenza. Un voto vale más que mil mentadas.
viernes, 29 de junio de 2012
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