- Esta semana, el Secretario de Seguridad Pública del Estado de Hidalgo, Damián Canales, anunció su desacuerdo con una recomendación de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo y afirmó que no va cumplir con ella.
- La actitud, el medio y el eco que tuvo en quienes se han vuelto caja de resonancia de todo lo que se hace mal y de mala fe en el estado es motivo de preocupación y no puede pasarse por alto.
- El motivo de la recomendación es señalar la clara violación de los derechos humanos por la práctica, común a las corporaciones policiacas de México, de mostrar a los probables responsables de un delito.
- En su defensa, así podría llamarle algún despistado, el Señor Secretario argumentó:
- La recomendación no era válida porque tenía 4 firmas y no 5.
- Los probables responsables son en realidad delincuentes, porque ya han sido señalados como tales y porque, perla que lamentablemente no puede comentar Raúl Prieto: afirmar lo contrario implicaría que todas las personas que se encuentran sujetas a un proceso penal, absolutamente nada tienen que ver con el hecho que se les imputa.
- La presentación en nada cambiaría la sentencia de un juzgador.
- El primer argumento, formal, intenta explicar porque no cumplirá con la resolución de la CDHEH, recurre a la Ley, por lo menos a la Ley Orgánica de la Comisión, para evadir responder porque no cumple con la Ley.
- La razón por la cual no debe evadir el Secretario de Seguridad la discusión del fondo de la recomendación la proporciona el mismo en su segundo argumento. Los abogados dirían: A confesión de parte, relevo de pruebas. En efecto, en su argumentación el Secretario ha puesto de manifiesto el problema claramente cuando ha considerado como culpable a quienes sólo pueden serlo. Sus palabras no pueden tener otro significado, el ya ha condenado.
- Toma para sí funciones que no le corresponden más que al juez. Por supuesto que la Policía se equivoca y se podrían dar ejemplos hasta el cansancio, como en este caso que tiene más de exabrupto que de actuación institucional y confunde lo personal con sus funciones como servidor público. Debería ser humilde, o por lo menos más realista.
- Otros que se equivocan recurrentemente, sobre todo por la carga de trabajo que la nación les ha encomendado, son los jueces, decir que en nada influiría en ellos el efecto de la opinión pública no toma en consideración que estos son humanos, que como todos son sujetos de presiones y la liberación de un personaje que ya ha sido condenado por sus semejantes pero que en realidad no es culpable es también una presión para el juez. Algunos se sostienen en su convicción y trabajo, otros no.
- Los medios no son, contrario a lo que afirma el secretario, el principal medio para que la ciudadanía recobre la confianza en las corporaciones policiacas, esta sólo se recobra con su actuación.
Por supuesto que los medios pueden y deben investigar lo que importa a la sociedad y los actos delictivos son de su interés. Darán su opinión, investigarán, deberían de tener un ojo sobre la policía y los jueces, pero ese es el trabajo de los medios, no del Secretario de Seguridad que debe velar por los intereses de todos los ciudadanos y, aunque no fuera a influir en la opinión del juzgador, debería cuidar la integridad de aquellos que todavía no son juzgados y que pueden ser inocentes.
- Preocupa también que el funcionario Canales prometa no tratar ya más estos temas en los medios ¿En donde lo hará? Entonces, si puede mostrar como culpable a quien no ha sido sentenciado pero no hablar de ello. Por otro lado está confundido, la Comisión de Derechos Humanos no es una dependencia más, ni se cuelga del trabajo de otras, vigila que esas otras no violen nuestros derechos y su fuerza es moral, esto es reside en la calidad de lo que se dice y de quien lo dice y por supuesto en que hace pública sus recomendaciones. Los conflictos laborales de la Comisión si han sido motivo de cuestionamiento, pero estas críticas sin sentido del Secretario no.
- El Secretario tiene problemas no sólo con el lenguaje sino con la lógica. Desde los antiguos griegos se ha planteado que un enunciado universal se falsea con uno particular, y que uno particular se falsea con uno universal.
Esto es, si uno dice: Todos los funcionarios públicos son ineficientes, basta con presentar uno eficaz para mostrar que lo que se dice es mentira.
En cambio, cuando se dice: Existe por lo menos un funcionario público ineficiente, se tiene que mostrar que todos los funcionarios son eficientes para poder decir que lo afirmado es mentira.
Lo que Damián Canales quiso decir es un misterio, no pretendo dilucidar algo tan difícil. Pero si analizamos lo que dijo, esto parece reducirse a lo siguiente: Todos los probables responsables tienen que ver con el delito que se les imputa.
La tarea que el Señor Secretario deja al lector es encontrar ese ciudadano injustamente sentenciado (o mostrado como tal ante los medios). En este México tan violento, los encargados de combatir a los delincuentes frecuentemente violan la Ley. Les debemos aplaudir cuando actúan adecuadamente, combatirlos cuando ellos mismos se convierten en delincuentes y, cuando dicen disparates, señalárselos.