lunes, 24 de febrero de 2014

Fabulario mexicano

El burro que no toco la flauta
Sopló y del instrumento no emergió ni una nota coherente. El hecho escasamente se notó entre la asamblea de puercos que formaba el pequeño público, acostumbrados como estaban a todo lo que el jumento entregaba y concedía, apenas y daban cuenta de lo que éste pronunciaba; no obstante, el chiflido fue festejado por los empresarios, quienes berrearon el regalo mientras los medios balaron las reformas. Ignorante de su verdadero talento, dirige la orquesta, sólo el gran público lamenta su ignorancia. Como dijera el ingeniero Jesús Monzalvo Ángeles, “audaz es la ignorancia”.

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