La tortuga y la liebre
La liebre ganó la carrera. Se acostó esperando a la tortuga, se durmió y despertó ya entrada la noche, hambrienta y con frió se retiro a su casa, en donde su esposa la esperaba a la puerta, enojada y sin la cena. La tortuga, anticipando el resultado, había preferido retirarse de la salida a una cantina -cercana, no había necesidad de emprender otra competencia- y había permanecido en ella hasta bien entrada la noche en que se le había visto partir en compañía de una zorra. Ajena a la practica deportiva, sólo trataba como gato a la liebre.
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