viernes, 23 de marzo de 2018

Las bases, a distancia.

Acostumbrados a decidir sin democracia: en cochupos y violando el estatuto; desde el nacional sobre el estatal, desde el estatal sobre lo municipal; imponiendo a candidatos del PRI que aterrizaron impunemente durante décadas en el PRD, los actuales dirigentes de este partido se quejan cuando, priístas ¡y panistas!, se suman a la campaña de López Obrador. Algunos tan impresentables hoy como cuando los presentaban como sus candidatos o llegaban a acuerdos con el PRI, PAN, PRD o MC. Ahora que la dirigencia del PRD no puede vender la derrota del candidato de la izquierda, ha decidido apoyar al candidato de la derecha y lo atacan por prácticas similares a las que alentaron durante años.

En el PRD algunos de los rencores que afloran se explican por la misma campaña, muy pocos se justifican, y el poco entusiasmo no ha impedido que ahora algunos que se encontraban en la izquierda no sólo apoyen al candidato, sino que adopten los elementos más trasnochados de la derecha, como su odio a Juárez, presente ampliamente en las redes sociales y el cual ha revivido el PAN porque el Benemérito es una referencia permanente de López Obrador.

Aun cuando la mayor parte de los que transitaron por ese partido reprueban el camino que ha seguido, la causa de lo comentado está en la falta de orientación y presencia de la dirigencia del PRD con sus bases, su falta de claridad y compromiso con su propia decisión ha permitido convertir en propagandistas de la derecha a sus propios cuadros (no tanto a sus militantes), los cuales han adoptado las formas comunes a los antijuaristas: odio, falsedad y retórica alejada de la Historia.

El alejamiento de las bases es una constante que a los del PRI los hizo sostener un proyecto contrario a los intereses de su gente, mientras dirigentes y bases del PAN fueron rebasados por la derecha por el gobierno del PRI y su dirigencia ha sido incapaz de definir un proyecto distinto al de Peña, el cual ha sido más radical que ellos en lo económico.

En Morena existe alejamiento de las bases, lo cual repercute en su capacitación y organización, y al sostener un candidato propio no se han derechizado, pero sus propuestas si se han diluido, lo cual sólo se justifica si, primero, se gana, y, segundo, si el resultado es mejor.

Por eso, aunque los partidos no deciden la elección, se esperaba orientaran a los ciudadanos, pero en mayor o en menor medida no lo han realizado y su debilidad es un factor más que abona a la polaridad y la volatilidad. Sin embargo, los conflictos se han presentado en los medios pero no han llegado a las calles (al menos todavía no, aunque parece que el equipo de Anaya es a lo que apuesta), y eso es porque existe la percepción de que el hartazgo ha hecho que un porcentaje significativo de los electores ya decidieran por quien votar.

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